Sin delación
I
Arañado silencio de
violencia
donde duermen al niño
amordazado,
mañana en el colegio,
si preguntan,
contará de un tropiezo
en lo oscuro,
tachará con un dedo en
el aire
el camino tortuoso,
real.
II
En su sillón de rotos
muelles,
la bofetada del
castigo,
la lluvia inesperada de
la sopa
sobre el deshilachado
camisón,
débiles huesos
octogenarios
recogen las espigas de
las manos
reunidas invocando
clemencia.
III
Mujer, tuya es la
sumisión,
el fuelle de mi ira
amor,
entrégate roja,
abierta,
te moldeo en el dolor,
mi ariete te busca en
el llanto,
se vacía en tu
desesperación,
arrástrate, implora,
soy tu verdugo y tu
dios.
He surcado las aguas de Internet, he llegado a tu blog siguiendo mi instinto. Tienes bravura al exponer la lacra de la violencia. He sentido un escalofrío al leer este poema. Gracias por encarar con tus palabras este problema.
ResponderEliminarUn poema fuerte y valiente.
ResponderEliminarTe felicito por ser tan auténtica y por decir algunas verdades que muchos no se animan a pronunciar.
Un beso grande.
Gracias a vosotros por vuestras palabras, por leerme.
ResponderEliminarSaludos