Manual del cambio
Negarse a la elección
de la derrota,
a las hojas maceradas
en formol,
al cristal ahumado de
los días sin sal.
Cada mañana ante el
espejo
fragmentos oníricos,
cables rotos,
una arruga distinta
trazada
por la punta del miedo,
asperezas.
Mojar la voluntad en el
café oscuro,
para el rigor del frío
calentar la sangre,
quién no ha cambiado
corazas por abrigos.
El sol trepa del pozo,
nos saluda,
se rompe el amargor de
un sortilegio,
sacudirse sombras y
ligaduras,
enamorarse a sorbos de
la alegría.