Manual del cambio
Negarse a la elección
de la derrota,
a las hojas maceradas
en formol,
al cristal ahumado de
los días sin sal.
Cada mañana ante el
espejo
fragmentos oníricos,
cables rotos,
una arruga distinta
trazada
por la punta del miedo,
asperezas.
Mojar la voluntad en el
café oscuro,
para el rigor del frío
calentar la sangre,
quién no ha cambiado
corazas por abrigos.
El sol trepa del pozo,
nos saluda,
se rompe el amargor de
un sortilegio,
sacudirse sombras y
ligaduras,
enamorarse a sorbos de
la alegría.
No sé si es una gran metáfora sobre la llegada del verano, pero si no lo es, quiero imaginarla así.
ResponderEliminarUn saludo, María José.
Lo podríamos interpretar así. Es cambiar de actitudes, intentar un renacimiento.
ResponderEliminarUn saludo Rafael.
Hola María José, sí el sol se levanta para que le podamos acompañar cada día con esperanzas renovadas, sin miedos que achiquen nuestro crecimiento interior.
ResponderEliminarGracias por tu visita.
Con ternura
Sor.Cecilia
Gracias amiga por tus palabras. Un beso
ResponderEliminarMe gusta la rebeldía del poema y su vitalidad. Besos
ResponderEliminar¡¡Zuuuuuuuuuuuuups!!
ResponderEliminarPero que preciosidad amiga querida.
Un beso de la brujita MORIMÓ.
¡¡Petraaaaaaaaaaa ven!! Ponte las antiparras, no te pierdas leer esto.