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Este poema al que el jurado del II Premio Internacional de Letras de Ibreroamérica y la revista En Sentido Figurado le otorgaron el pasado agosto una Mención de Honor.
Otras manos
En sus palmas los frutos de un otoño
feraz,
los surcos del destino que labra la
lluvia,
la planicie veteada de algún aeropuerto,
la cáscara del frío, bajo ella la lumbre.
Un lenguaje de signos aletea en el aire,
es la clave que asciende transmutada en
cóndor,
de cada cicatriz una amapola surge
y corre por la piel lacerada su savia.
La memoria de los dedos quiere
impregnarse
del olor a tierra y a cuerpos amados,
bajo la epidermis capitanea la sangre
la inestable barcaza de las emociones.
Sus uñas forman túmulos, tiempo
enquistado,
y a la vez presagian la tormenta, huyen,
son animales salvajes sobre las ruinas
donde depositan la nieve de su tiempo.
Si las manos saben lograr la permanencia
de cuanto redactaron escribas del pulso,
será porque leen en los archivos del
tacto
y sacan a la luz sus insomnes tablillas.