domingo, 10 de abril de 2011

El príncipe de las flores de lis

     

    KNOSSOS

Estuve aquí como una sombra más,
recorriendo dilatados laberintos.
El tiempo encerrado en las tinajas,
entre alertas centinelas las columnas.
La confianza de Dédalo
asoma a la retina y logro evocar
un noble esplendor.
En las despensas concurren aliados
espesos aceites, aromáticos vinos.
La piedra susurra glorias lejanas.
A ti hermoso espejismo,
tímido entre milenarios lirios,
tuve que buscarte en torpe andadura
por tu último exilio: el sucio Heraklion.



1 comentario:

  1. Eres de lo que no hay... no sé qué decirte de este poema....un gran poema, eso sí...

    Ah! Enhorabuena por lo de la Carbonería. Estabas espléndida, a la vez que resplandeciente. Buen rato echamos allí, oyéndote.

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