Leve su paso
De norte a sur quedan
sus pasos
sobre la levedad de los
puentes,
los días extendidos
sobre la piel
curtida al azar de los
mapas.
Sus manos prodigiosas
en los huertos,
la empatía con el agua
oculta,
chamán de castaños y
moringas,
caligrafía solar en
cada acto.
Un soplo matinal quebró
su sol,
sobrevolando lotos y
cimas,
se despidió de aquel
cangrejo
vencido en un pulso
desigual.
Huérfanos los sauces y
nosotros,
ciegos a los signos del
destino,
siempre su voz era un
consuelo
de límpida llama
compasiva.