Leve su paso
De norte a sur quedan
sus pasos
sobre la levedad de los
puentes,
los días extendidos
sobre la piel
curtida al azar de los
mapas.
Sus manos prodigiosas
en los huertos,
la empatía con el agua
oculta,
chamán de castaños y
moringas,
caligrafía solar en
cada acto.
Un soplo matinal quebró
su sol,
sobrevolando lotos y
cimas,
se despidió de aquel
cangrejo
vencido en un pulso
desigual.
Huérfanos los sauces y
nosotros,
ciegos a los signos del
destino,
siempre su voz era un
consuelo
de límpida llama
compasiva.
Hermosas letras han soplado desde tu corazón, realmente bellas y conmovedoras.
ResponderEliminarTe mando un abrazo enorme María José.
Otro abrazo desde estas raíces temblorosas.
ResponderEliminar¡¡Zuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuups!!
ResponderEliminarSiempre deseé tener un hermano-a, ya que soy hija única. Pero en estos momentos por el dolor que llevas encima, perdono no haber conocido a ese posible ser maravilloso.
El poema es precioso querida amiga, seguro que donde se encuentre te mandará sus vibraciones y cuidará de ti siempre.
Un beso muy grande con mucho ánimo, de la brujita MORIMÓ.
Mi corazón, una granada que te ofrezco con todo mi cariño.
ResponderEliminarMira tus manos.
ResponderEliminarLas palmas de tus manos.
Todo está en ellas,
toda tú, ¿recuerdas
aquella voz enredada
entre tu pelo,
la ensoñación de aquella tarde,
los fragmentos de alma
que fueron para ti?
Te aguardan junto a mí
o con cualquier otra
persona -¡qué más da si todo son ausencias!-, en esa fuente que quieres, fluirán en ella para ti los más bellos poemas.
N.
Hermoso comentario, otro poema. No sé quién eres. Esta ausencia es mayor para mí que otras ausencias, es un dolor indescriptible. Gracias por tus palabras. Si quieres descorrer el velo que hace difuso tu nombre, hazlo. Un saludo.
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