J
No regresarás en el
tren de la mañana
a la hora rosada de los
últimos sueños,
cuando el bronce habla
con voz de campana
o modulan el aire los
primeros trinos.
Si el sol se posa
tozudo en las ramas
y se abren las flores
de todos los magnolios,
será para esparcir el
polen de tu nombre
por todas las calles
que llevan a la infancia.
Me resulta un poema muy bien logrado, amiga. Estupendo!
ResponderEliminarAbrazos
Me alegra que te guste, tiene a partes iguales tristeza y nostalgia. Abrazos.
ResponderEliminar¡Hola Mª José!
ResponderEliminar¡Precioso poema, suenan maravillosas esas calles de la infancia! Y huele a flores de los magnolios. Lindo, lindo y con musicalidad. Mi felicitación y gratitud.
Te dejo un beso. Y feliz fin de semana.
Querida Marina, disculpa el retraso no dispongo de mucho tiempo libre. Lindos siempre tus comentarios y afectuosos. Un beso redondo como de luna llena.
ResponderEliminarRecuerdos llenos de nostalgia que se relacionan en los viajes en tren cuando anochece y amanece. Me encanta.
ResponderEliminarUn abrazo María José
Me alegra que te guste, Mónica. Gracias por tu bonito comentario.
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