De la encina surgió su oscuro enigma,
del corazón de la madera la talla negra.
Con el paso de guerras, lluvias y cosechas,
la humilde ermita fue creciendo,
salía de la sombra volcando su estatura
para vestirse de formidable cenobio.
Los siglos se recorren atravesando puertas,
sobrias galerías de ancianos hospitales.
Se avanza por talleres donde las herramientas
conjugan la belleza de lo sacro y lo humano,
el tiempo ante los ojos se detiene.
La luz cruza el refectorio y aletea
en el fuego que el hilo dispuso en los bordados.
La historia es un código,
lenta lectura para el tacto,
viva escritura de las piedras.
CUADERNOS DE ROLDÁN nº 21
No hay comentarios:
Publicar un comentario