Deshecha la cama,
despoblado el hueco
de su tibieza,
sólo persisten su olor
y esa letra reseca
de la última nota.
La luz hecha de dagas,
aceradas las nubes,
melancólica música
estrellada en cristales.
Una maleta pacta en el andén
bajo la percusión de la lluvia,
otra distancia.
Los revisores sólo aceptan
billetes de ida y desmemoria.
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