COLEGIALA
Un mundo de papel por escribir
mientras pones al azar un dedo
en un punto del globo terráqueo.
Las huellas de tus manos, tatuajes
incriminatorios en la ventana
por la que escapas como sombra
para eludir la misa en la capilla del colegio.
La luz, crisálida atrapada en el ramaje
de centenarios árboles a mediodía,
mariposas acuáticas son los nenúfares,
el gesto reposado de las estatuas
invita a la cera dúctil de las confidencias.
La rigidez sombría del uniforme
no es óbice para que desde el aula
contemples a esos muchachos
que pasan bajo la ventana
acicalados camino del instituto.
Los días cincelan otra imagen,
te asombra ese cuerpo en el espejo,
rozas en la embozada intimidad
del dormitorio el terciopelo intranquilo
de senos al ritmo de la respiración.
Se demora el sueño, otro universo te alcanza,
eriges palacios de nácar, exuberantes jardines,
jazmines de otra edad, pájaros libres.
Tristeza de rejas donde el tiempo encerrado
va horadando el barro de la adolescencia.
1 comentario:
Quien pudiera volver a ser chiquillo y tener de la luna su brillo para uno solo.
Un placer leerte,saludos.
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