Estos miedos, señores, llegan desde arriba,
se van multiplicando por todas las esferas,
en cada ámbito de lo mundano.
Hay dedos que especulan sin mancharse
los guantes y empeñan la libertad ajena.
Débil la luz de la paciencia,
la única que no suena a monedas,
no quedan mejillas por ofrecer.
El agua era un bien a nuestro alcance,
pronto demandaremos camiones cisterna
o iremos al río a abastecernos, llegará,
no lo duden, un conflicto de suciedades.
Largas colas de gente vestida
con el uniforme gris de la desesperanza
y cadenas perpetuas de trabajo,
el pan nuestro de cada día.
No nos dejen caer en la tentación de la ira,
no hay antídoto contra esta epidemia,
millones de brazos juntos pueden
hundir macizos ídolos en el cieno.
Si oyen desde lo alto nuestros rezos,
sabrán que entre sus sílabas hay una profecía.
1 comentario:
Espero que todo esto no ocurra o por lo menos se ponga el remedio.
Un placer leerte,saludos,besos y pasa un estupendo día.
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