AZUL Y MALVA
Cruzan
las llaves el silencio,
un
río rumoroso se abre paso,
y
cada lámpara encendida te contiene.
Pasa
la luna azul el puente
sobre
el inquieto espejo de las aguas,
un
centelleo de luces
por
la falda verde del Aljarafe.
Sembraste
de ciruelos los caminos
que
llevan a la casa,
tangible
nieve en flor desde febrero,
pintura
malva en las contraventanas
donde
la intimidad abraza las alcobas.
La
sal de la confianza
en
la mesa junto a los libros y bizcochos,
un
aleteo de versos por la sala
hasta
coronar el ocaso.
Del
cielo de tus ojos hasta el éter
imaginarias
líneas,
escaleras
de mano,
para
alcanzar las nubes y varearlas,
lluvia,
jirones de azul,
acercan
las palabras a las ascuas
tan
vivas del recuerdo.
Gertrudis
siempre quiso ser madrina
de
aquella niña rubia,
nacida
de la aurora y del rayo.
Ayer recorrimos como homenaje a Edith rincones mágicos de Sevilla. Se leyeron poemas suyos y de Gertrudis Gómez de Avellaneda, con la que tuvo una fuerte conexión. Este poema lo escribí para la antología que le dedicamos en 2018. Edith nos dejó en 2017.
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